29 noviembre 2011

EEUU y Pakistán se adentran en zona de peligro

por M K Bhadrakumar * / Asia Times Online

El ataque aéreo que la OTAN perpetró el viernes por la noche contra el puesto militar pakistaní en Salala, perteneciente a la agencia territorial Mohmand, situada en la frontera afgano-pakistaní, está destinado a convertirse en un hito destacado en la crónica de la guerra afgana.

A las pocas horas del incidente, las relaciones de Pakistán con EEUU empezaron a caer en picado y así continúan. La OTAN violó todas las líneas rojas.

Lo que resulta absolutamente impactante en el comunicado emitido por el Comité de Defensa del Gabinete pakistaní (CDGP), que se reunió el sábado en Islamabad bajo la presidencia del primer ministro Yusuf Gilani, es que no se molestaron siquiera en pedir una investigación de EEUU o la OTAN sobre el ataque aéreo que acabó con la vida de 28 soldados pakistaníes.

Sigue siendo un misterio que fue lo que sucedió en la fatídica noche del viernes, si es que la OTAN cometió un error garrafal en un acto venganza ciego (o preventivo) o se aventuró en una calculada acción gravemente provocadora. Quizá no importe ya saber qué paso al haberse derramado la sangre y perdido la inocencia, que se ha convertido en la principal cuestión.

De todas formas, el CDGP procedió a actuar considerando sencillamente que se había tratado de un ataque aéreo calculado y en modo alguno de un suceso accidental. De nuevo, el comunicado del CDGP implica que, en la valoración del ejército pakistaní, el ataque de la OTAN emanó de una decisión estadounidense. Pakistán presentó una firme protesta ante los cuarteles de la OTAN en Bruselas pero solo a nivel de “dejar constancia en el registro”, mientras que la parte “operativa” se dirigió hacia Washington.

En la sede del ejército pakistaní en Rawalpindi (GHQ) se llevó a cabo una evaluación de los hechos a escasas horas del incidente de Salala del que EEUU es directamente culpable. Obviamente, el GHQ asesoró como corresponde al CDGP, recomendando el conjunto de medidas que Pakistán debería adoptar a través de lo que su jefe de estado mayor, el General Ashfaq Parvez Kiani, denominó públicamente como “respuesta eficaz”.

El CDGP adoptó las siguientes decisiones: a) cerrar las rutas de tránsito de la OTAN por todo el territorio pakistaní con efecto inmediato; b) pedir a EEUU que se fuera de la base aérea de Shamsi en el plazo de 15 días; c) “retomar y emprender una revisión completa” de todos los “programas, actividades y acuerdos de cooperación” con EEUU, la OTAN y la Fuerza de Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés), incluidas las áreas “diplomáticas, políticas y de inteligencia”; d) anunciar en breve un amplio conjunto de nuevas medidas respecto a la futura cooperación de Pakistán con EEUU, la OTAN y la ISAF.