06 octubre 2010

La historia nos demuestra que no han cambiado las cosas y que los autores de moda no son a menudo otra cosa que mercenarios de la pluma.

Investigación sobre las redes estadounidenses de influencia
Cuando la CIA financiaba a los intelectuales italianos
 

por Federico Roberti | Red Voltaire Edición Internacional A modo de continuación de un artículo sobre el financiamiento a los intelectuales europeos durante la Guerra Fría, publicado en este mismo sitio en 2003, Federico Roberti aborda el caso específico de los intelectuales italianos. Lejos de ser superfluo, este breve recorrido por la historia nos demuestra que no han cambiado las cosas y que los autores de moda no son a menudo otra cosa que mercenarios de la pluma.

En plena guerra fría, el gobierno de Estados Unidos dedicó grandes recursos a un programa secreto de propaganda cultural dirigido a Europa occidental, programa que la CIA aplicaba con extrema discreción. El acto fundamental de aquel programa fue la creación del Congress for Cultural Freedom (Congreso por la Libertad de la Cultura), organizado por el agente Michael Josselson entre 1950 y 1967 [1].


En su momento culminante, el Congreso tenía oficinas en 35 países (algunos de ellos fuera de Europa) y pagaba sueldos a varias decenas de intelectuales.

Publicaba además una veintena de prestigiosas revistas, organizaba exposiciones artísticas, conferencias internacionales de alto nivel y recompensaba a músicos y otros artistas con la entrega de premios y variados reconocimientos. Su misión consistía en alejar del marxismo a los intelectuales europeos y llevarlos a adoptar posiciones más compatibles con el american way of life, favoreciendo así los intereses estratégicos de la política exterior estadounidense.

Los libros de ciertos escritores europeos llegaron al mercado editorial en el marco de un programa explícitamente anticomunista. Entre esos libros se encontraban, en el caso de Italia, Pane e Vino (Pan y vino) de Ignacio Silone, quien hizo así –del brazo del gobierno estadounidense– su primera aparición pública. Lo cierto es que, durante su exilio en Suiza, Silone había estado en contacto con Allen Dulles, en aquel entonces jefe de los servicios secretos estadounidenses en Europa y posteriormente, después de la Segunda Guerra Mundial, inspirador de Radio Free Europe, creada también por la CIA bajo la fachada del National Committee for a Free Europe.

En octubre de 1944, Serafino Romualdi, agente de la OSS (Office of Strategic Services, antecesora de la CIA), fue enviado a la frontera franco-suiza con la misión de introducir clandestinamente a Silone en Italia. Silone, con Altiero Spinelli y Guido Piovene, representó a Italia en la conferencia de fundación del Congreso por la Libertad de la Cultura, celebrada en Berlín en 1950. Michael Josselson había logrado obtener para aquella conferencia un financiamiento de 50 000 dólares provenientes de los fondos del Plan Marshall. Invitados a aquella conferencia, los conocidos intelectuales franceses Jean-Paul Sartre y Albert Camus la denunciaron públicamente y se negaron a participar.

Al principio encontramos entre los presidentes honorarios del Congreso por la Libertad de la Cultura, junto a Bertrand Russell y el italiano Benedetto Croce, a todos filósofos adeptos de un naciente pensamiento euroatlántico. A los 80 años, Benedetto Croce era venerado en Italia como un noble padre del antifascismo, por haber desafiado abiertamente a Mussolini. En el momento del desembarco en Sicilia, fue seguramente un contacto útil para William Donovan, por entonces principal responsable de los servicios de inteligencia estadounidenses.

Leer más / Ocultar