14 julio 2010

Sensateces

Por Horacio Sacco | www.elortiva.org

Hablo por mi generación, crecida a la sombra de eternas dictaduras que siempre prometían un futuro mejor y dejaron un saldo ignominoso. 

Hablo por quienes hemos visto desfilar obispos, purpurados, santidades, cardenales, eminencias, monseñores y nuncios de puntillosas y estrafalarias vestimentas y ridículos y carnavalescos bonetes, siempre prestos para mezquinarle oídos a la voz del pueblo y bendecir con satisfacción y alegría torturadores y asesinos.

Hablo en nombre de los machos bien machos que se voltearon a todas las hembras bien hembras que pudieron y se dejaron. Hablo en nombre de los sentidos que nos dan sentido y de las palabras que nos hablan.

Durante mucho tiempo a ellos y ellas les dijimos trolos, maricones, afeminados, putos, invertidos, travesaños, tragasables, marcha atrás, trapos y un largo etcétera de expresiones populares cancheras, humorísticas, risueñas, sagaces, astutas, ácidas, discriminatorias, despreciativas, humillantes, hipócritas y crueles. Sobre todo crueles.

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