09 mayo 2010

Pasión por brindar con los dictadores

Ernestina Herrera de Noble celebró con Lanusse y con Videla para llegar a Papel Prensa.


Por Eduardo Anguita
eanguita@miradasalsur.com

Las fotos que ilustran este artículo resultan impactantes. Ninguna está trucada y resultan curiosamente gemelas. Ernestina Herrera de Noble brindó con el dictador Alejandro Lanusse el 21 de septiembre de 1972. Pasados seis años y seis días, el 27 de septiembre de 1978, la directora y accionista principal de Clarín brindaba con el dictador Jorge Videla. En ambos casos, ella tenía peinados de peluquería y los dictadores vestían traje oscuro y corbata. Los dictadores sonreían, en ambos casos, mirando a los ojos claros de la viuda de Noble. En ambos casos compartieron champagne en copas apaisadas. Lo trascendente no es la escenografía sino los intereses en juego. Recién ahora, después de 26 años de democracia empieza a tomar envergadura el concepto de que la Argentina vivió sucesivas dictaduras cívico-militares y que los intereses de los grupos empresariales argentinos fueron impulsores y socios de los períodos en los cuales se violó la Constitución y se practicó la matanza de luchadores populares o la represión indiscriminada.

Primer brindis. La foto con Lanusse ocurría pasados 29 días de los fusilamientos de Trelew, donde 16 jóvenes eran matados en una prisión militar con autorización del jefe del Estado Mayor Conjunto, contraalmirante Hermes Quijada, quien reportaba directamente a Lanusse. Esa foto del dictador con los editores de diarios era imprescindible para lavarle la cara a la ferocidad militar. Pero no era gratis el embellecimiento de la dictadura. Ese 21 de septiembre no sólo inauguraba la primavera del ’72 sino que fue el día en que Lanusse oprimía el botón de arranque de la rotativa Hoe de Clarín. A la vista de militares y editores, Clarín imprimió un suplemento de 16 páginas que llevaba como único título “Papel argentino para los diarios argentinos”. En realidad se trataba del primer intento serio de poner en marcha Papel Prensa S.A. El papel no era argentino sino finlandés, pero gestionado por esa sociedad que tantas veces amenazaba con salir a luz y tantas otras se frustraba.

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