07 mayo 2010

La estrategia imperial de Washington se aplica a la letra en Bogotá Colombia: terrorismo de Estado en nombre de la paz

Red Voltaire-Paises no alineados
por James Petras*

Vivimos una época donde la manipulación del lenguaje es utilizada por los principales responsables políticos que responden a los intereses extranjeros, así, ellos son capaces de trastornar los hechos y controlar la realidad dándole un nuevo significado que le es indispensable para cubrir, para ocultar, la violencia, la corrupción, la injusticia que ellos realizan y fomentan como mandatarios peones de una gobernación imperial mundial en gestación. El profesor James Petras nos expone las mentiras empleadas por la política del terrorismo estatal y la corrupción del lenguaje ante la opinión pública. El caso colombiano es ejemplar.

La primera baja [o víctima de la estrategia] del terrorismo de Estado suele ser la corrupción del lenguaje, la invención de eufemismos mediante los cuales las palabras significan lo contrario y los eslóganes encubren delitos graves: Ya no existe consenso universal para condenar los crímenes contra la humanidad.
Se debe a que los asesinatos y matanzas masivas garantizan la «confianza» del inversor, pues se despoja a los indígenas de sus tierras para que se puedan explotar las minas; desaparecen los trabajadores de las empresas petrolíferas para que el petróleo corra; y la prensa económica internacional elogia el éxito del Presidente en la «pacificación del país».
Cuando los dirigentes de Europa y América del Norte abrazan a los narco-presidentes, queda de manifiesto que los delincuentes se han vuelto respetables y las personas respetables, delincuentes.
Pero en otras regiones otras voces han sentado en el banquillo a criminales de guerra del pasado y el presente.
En Argentina, los generales responsables de los desaparecidos pasan sus últimos años de vida entre rejas. En España, Dubai y otros lugares se han emitido órdenes de detención contra mandos del ejército israelí.

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