04 mayo 2010

ESCRACHAR ES ESCLARECER

Por Claudio Diaz

Resulta que fijar en las paredes de la ciudad las caras de algunos sinvergüenzas, señalarlos como embusteros y tramposos, ahora pasó a ser una política fascista.

En cambio, que un ciclo de TV que junta al marino masserista Van der Kooy con Blancknieves recurra al reparto de medallas de plomo y Pinochos, para mandar al cadalso a alguien, es ejercicio de la libertad de prensa.

Que un matrimonio de Villa Crespo o un grupo de amigos de La Plata vayan a Plaza de Mayo o a Tribunales a apoyar la Ley de Medios, portando carteles o dibujos que enjuician la tarea de un Nelson Casto o un Joaquín Amoral Solá, es consecuencia de que las patotas del oficialismo avanzan sobre las instituciones y la República.

Por el contrario, que los principales diarios y algunos programas televisivos le den cabida a los forristas que escriben o mandan mensajitos del tipo -¡Andate yegua montonera…! o…- ¡Los sindicalistas son el cáncer de la Argentina!, es prueba palpable de que la gente está cansada de tanta prepotencia.

La oligarquía periodística tiene razón.

Dice la verdad.

Todo lo hace por nosotros, como bien señala Marcelo Bonelli cada miércoles que cierra su programa.

Perdón, entonces, por tanto escrache.

La nuestra no es más que otra demostración de populismo irrespetuoso.

En serio, es políticamente incorrecto exponer a la luz pública a la gente famosa y mediática.

Debe ser así nomás.

Si hasta algunos funcionarios de gobierno y legisladores ponen caras de compungidos y salen a decir que eso de pegar afiches o llevar consignas de mal gusto no se hace.

Tal vez los compañeros no quieran cruzar espadas con los caballeros del poder.

Pero tendrían que saber que concederles la derecha es como darle más pasto a las fieras.

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