por Jorge Bender Ibarra
Se ha descubierto la presencia de campamentos de una fuerza extranjera guerrerista en el territorio colombiano. Esta fuerza ha agredido no solo a Venezuela, sino también a otros gobiernos democráticos de la región.
Las pruebas son contundentes en cuanto a siete localizaciones principales, detalladas brevemente más abajo (prometemos imágenes de satélite en cuanto nuestro servicio de Google Earth esté de vuelta) pero también hay imágenes (gracias a las agencias) de Santos y Uribe en la presencia del máximo dirigente de esta fuerza, evidenciando que la actitud del gobierno neogranadino va más allá de mera tolerancia.
De hecho, documentos obtenidos por vía de fuentes confiables indican que muy probablemente se trata de una invitación por parte del ejecutivo a las fuerzas guerreristas foráneas.
Sus principales guaridas están en:
- Cartagena, sobre el Mar Caribe
- Larandia, departamento de Caquetá , en el sur del país
- Tolemaida y Palanquero, en Cundinamarca, en el centro
- Málaga, en región del Pacífico
- Apiay, en el departamento de Meta
- Malambo, en el Atlántico
Otros documentos indican que actores armados de este grupo pueden desplazarse por todo el territorio, gozando de una impunidad total a pesar de su disposición a tomar por la fuerza (es decir, violar) a niñas colombianas.
También hay evidencia circunstancial de los estrechos vínculos ideológicos y sentimentales: gente cercana a Uribe y Santos ha observado que ambos tararean el himno principal de este grupo guerrerista (Uribe sobre todo en su fecha de cumpleaños) y otras canciones del repertorio beligerante como “I am a Yankee Doodle Dandy”.
Dada la gravedad del caso, los gobiernos progresistas de la región han decidido pasar por encima de las instancias internacionales como la OEA y la ONU y presentar el caso directamente ante Dios y un jurado angélico de comprobada trayectoria, puesto que –más allá del olor de azufre que se ha detectado alrededor de varios campamientos, que podría deberse sencillamente a la existencia de arsenales de sus armas de destrucción masiva– los indicios apuntan a una presencia infernal.