27 noviembre 2011

Junior Achievement, una fundación gringa que enseña valores del libre mercado en escuelas públicas

por Fernando Pittaro /

La ONG estadounidense Junior Achievement explica a los alumnos cómo invertir en la Bolsa, manejar cuentas bancarias y hacer negocios. El testimonio de padres y docentes que rechazan su actividad. La Defensoría la consideró “sesgada”.

Desde hace 20 años, la fundación estadounidense Junior Achievement dicta cursos a más de medio millón de estudiantes de escuelas públicas y privadas de la Argentina. Lo hace en horario de clase, para difundir las bondades de la economía de mercado y la gestión empresarial privada, a través de 22 programas de negocios que se mezclan con la currícula escolar. Según las palabras de uno de sus fundadores, “le hacemos llegar a los chicos algo que la educación tradicional argentina en manos del Estado no ha enseñado”.

La ONG llegó al país durante el menemismo, que declaró a sus programas como de “Interés nacional”, con la misión de despertar en los jóvenes “el espíritu emprendedor que les permita alcanzar sus metas en un marco de responsabilidad y libertad”. Sin embargo, varios especialistas en pedagogía y políticas públicas se mostraron en desacuerdo con la actividad de esta fundación, al igual que los padres de muchos de los alumnos que reciben estos cursos y que, a veces, ni siquiera estaban al tanto del ingreso de estos contenidos pro mercado a las aulas.

La legisladora Adriana Puiggrós, presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación, se manifestó muy preocupada ante las consulta de Tiempo Argentino. “Me parece muy grave que entre a las escuelas públicas una fundación privada con su propio mensaje, sea cual fuere. Es la tercerización del discurso pedagógico y de la ideología educativa. Debería haber más controles del Estado”, sostuvo Puiggrós. También agregó que esta actividad viola el espíritu de la normativa nacional, ya que “establece principios y valores que están absolutamente en contradicción con la Ley Federal de Educación al formar pequeños jugadores en el mundo de las finanzas”.

En el mismo sentido se manifestó Pablo Imen, docente e investigador de la UBA, que repudió la injerencia de esta ONG. “La escuela pública debe formar para una participación ciudadana completa, activa y crítica, y en cambio estos programas enseñan a salvarnos solos y a aceptar las cosas tal como están”, señaló Imen, quien consideró “un error gigantesco” en materia pedagógica “que desde los cinco años se piense en un emprendedor y un empresario”.

Para la implementación exitosa de sus programas, Junior Achievement cuenta con el aporte que hacen las empresas en calidad de donaciones, cumpliendo así un doble propósito: formar nuevos consumidores y pagar menos impuestos. De esta forma, los responsables de la entidad consideran que, con la promoción temprana del libre mercado, están contribuyendo a construir un país mejor. Entre los auspiciantes de Junior Achievement se encuentra la mayoría de las grandes corporaciones financieras, industriales, petroleras, hoteleras, mediáticas, alimenticias y de servicios, tanto nacionales como extranjeras.

Y si bien las autoridades escolares están al tanto de la situación, no siempre pasa lo mismo con los padres. Es el caso de Susana R., que envía a su hija de diez años a una escuela pública de la Ciudad de Buenos Aires.

En su entrevista con Tiempo, esta madre contó su experiencia y su indignación. “Me enteré de forma causal –detalló– cuando veo una de las hojas de trabajo que les entregan y me llama la atención el nombre de esa fundación, el uso del lenguaje, donde se le enseña a chicos de quinto grado lo que es un estudio de mercado, cómo ganar dinero, cómo ser un buen empresario.”