por
Jorge Giles | El Argentino.
El ataque opositor contra la relación de Argentina y Venezuela es a la unidad latinoamericana lo que Cecilia Pando es a la política de Derechos Humanos.
Por eso el caso Sadous se entiende sólo como una operación política destinada a horadar el centro de gravedad de las relaciones argentinas con los países hermanos de la región.
Para el poder mediático la “gobernabilidad” que antes manejaban a su antojo, hoy está descentrada por este modelo de país.
De ahí que buscan retomar las riendas del rumbo político valiéndose de la mentira como único argumento.
La unidad de la región es estratégica desde hace doscientos años.
Tanto es así, que los mayores esfuerzos de las políticas de dominación, en todo tiempo y lugar, siempre pusieron el acento en garantizar el desmembramiento entre nuestras naciones.
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Esa es la explicación de la demonización mediática del presidente Hugo Chávez y la búsqueda enfermiza de la oposición argentina por encontrar alguna pelusa sucia en los ombligos de nuestros gobernantes.
“Vendepatrias”, los llaman en el barrio.
Si el Grupo Clarín y sus representantes legislativos, hipotéticamente, lograran cortar ese nudo fraterno entre ambos países, estarían desarmando el tejido mismo del telar latinoamericano construido en estos últimos años.
Igual suerte correríamos si logran ese propósito con cualquiera de las relaciones bilaterales. Pero claro, los factores destituyentes demostraron tener preferencia por determinados territorios para anidar sus huevos.
Este es el contexto que explica la operación política montada alrededor de la presencia del embajador Sadous en la Cámara de Diputados. Les terminó saliendo el tiro por la culata.
Sigamos atentamente la siguiente secuencia reflejada por el diario Clarín en estos días:
1.- El martes 22 de junio el diputado del pejota disidente y titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, Alfredo Atanasof, advertía públicamente que “Sadous va a hablar con otro poder del Estado, no con la feria de la esquina. La reunión será confidencial”
La misma nota informaba que se tomará juramento de guardar el secreto a los diputados. Y agregaba: “El arco anti K apuntará a que sea el inicio de una investigación que incluirá otros invitados y la creación de una comisión especial”
2.- El miércoles 23 ya titulan la nota principal: “El Congreso recibe a Sadous, con Kirchner y De Vido en la mira”
El texto abunda en declaraciones de dirigentes opositores como Patricia Bullrich, Eduardo Amadeo y Federico Pinedo que coinciden en afirmar: “Que nadie piense que esto termina en Sadous”.
3.- En la misma edición, la editorial firmada por R. Kirschbaum lleva por título “El temido testimonio de Sadous” y de manera burlona señala que para los funcionarios argentinos “todo es una confabulación periodística. Hoy, Sadous no dirá más de lo que ya dijo ante el juez y en el cable a Bielsa. Pero es suficiente”
4.- Sigue luego otra nota firmada por Van der Kooy en esa misma dirección política definiendo como “la cuestión de política exterior más controvertida de la era kirchnerista” a la relación bilateral con Venezuela.
5.- Finalmente el jueves 24 publican la tapa y la crónica de la “sesión secreta”, con una declaración, en apariencias literal, de lo dicho por Sadous “apuntando hacia Kirchner y al ministro De Vido por la embajada paralela”.
Entre los diputados citados en el texto aparecen Patricia Bullrrich y Juan Carlos Morán de la CC de Carrió, el radical Juan Pedro Tunessi y Eduardo Amadeo del pejota disidente.
En conclusión, se niegan a publicar la “sesión secreta” porque es evidente que desnudaría las mentiras espantosas del monopolio; lo publicado no fue verdad.
Las pruebas están a la vista. Era una operación anunciada.
Se escudan en el secreto parlamentario… ¿pero si fueron los opositores y el Clarín los que rompieron la confidencialidad de la sesión?
Expertos en manipular la opinión pública cuando nadie les hacía frente, tambalean ante un gobierno que les desafía a decir la verdad.
Abríguense señores, que a la intemperie hace mucho frío.