30 noviembre 2011

Mentiras y verdades sobre Siria

por Thierry Meyssan | Red Voltaire | Damasco (Siria) | 29 de noviembre de 2011

Hace 8 meses que los dirigentes occidentales y ciertos medios públicos de difusión vienen haciendo campaña a favor de una guerra contra Siria. Las acusaciones extremadamente graves que vienen lanzando contra Bachar el-Assad intimidan a quienes se preguntan si sería justo o no desencadenar une nueva intervención militar. Pero, ¿intimidan a todos? No. Con el respaldo de la Red Voltaire, algunos han venido a verificar los hechos sobre el terreno y han podido comprobar la verdadera envergadura de la propaganda de la OTAN. Thierry Meyssan hace un balance del estado de la guerra mediática.

En 1999, durante la guerra de Kosovo, la Red Voltaire expresó su indignación sobre el hecho que Francia participara en la guerra junto a la OTAN sin que se realizara un voto al respecto en la Asamblea Nacional y con la silenciosa complicidad de los presidentes de los grupos parlamentarios. Señalamos entonces que la negativa del presidente de la República y del primer ministro a organizar un verdadero debate permitía presagiar la opacidad que rodearía la conducción de la guerra.

También tomamos entonces la iniciativa de publicar un boletín cotidiano sobre el conflicto. La OTAN destruyó de inmediato los sitios web del gobierno serbio impidiéndonos así tener acceso a la versión serbia sobre los hechos. Para remediar esa carencia nos suscribimos a las agencias de prensa de la región (las de Croacia, Bosnia, Grecia, Chipre, Turquía, Hungría, etc.).

Durante todo el conflicto ofrecimos un resumen diario de la conferencia de prensa que ofrecía la OTAN en Bruselas y también un resumen de los testimonios de los periodistas de países vecinos; países que, habían tenido a veces graves diferencias con Serbia, pero cuyos gobiernos narraban los hechos de la misma manera. A medida que iba pasando el tiempo, la versión de la OTAN y la de los periodistas locales fueron separándose, hasta que llegó el momento en que ya no tenían nada en común.

Al final eran ya dos historias radicalmente diferentes. No teníamos cómo saber quién mentía o si una de las dos partes estaba diciendo la verdad. Nuestros lectores tenían la impresión de estar volviéndose esquizofrénicos, sobre todo si se tiene en cuenta que los medios de prensa de Europa occidental sólo repetían la versión de la OTAN y que, por lo tanto, nuestros lectores sólo tenían dos versiones paralelas cuando nos leían a nosotros.

Proseguimos esa línea de trabajo a lo largo de los 3 meses de duración de los combates. Cuando por fin cesó el tronar de las armas, los colegas y amigos que pudieron entonces viajar a los lugares de los hechos comprobaron con estupor que no hubo «propaganda de ambas partas».

No, la versión de la OTAN era enteramente falsa mientras que la de los periodistas locales era enteramente real. Durante los siguientes meses informes parlamentarios de varios países miembros de la OTAN permitieron comprobar los hechos. Varios libros fueron publicados sobre el método concebido por el consejero de prensa de Tony Blair, método que permitió a la OTAN manipular a toda la prensa occidental y que se conoce como «story telling».

Se puede intoxicar a todos los periodistas occidentales y esconderles los hechos si se les cuenta un cuento de niños, a condición de no interrumpir jamás la narración, de cargarla con referencias capaces de despertar lejanas reminiscencias y de mantener su coherencia.

No tuve entonces el reflejo de irme rápidamente a Serbia antes de que estallara la guerra y ya no pude hacerlo cuando comenzó el tronar de las armas. Pero en este momento, amigo lector, me encuentro en Siria, donde he tenido tiempo de investigar como es debido y desde allí escribo este artículo. Es por lo tanto con conocimiento de causa que afirmo aquí que la máquina de propaganda de la OTAN se ha puesto nuevamente en marcha en el caso de Siria, como anteriormente sucedió en Serbia.

La OTAN está contando una historia que no tiene nada que ver con la realidad y lo hace con ánimo de justificar una «intervención militar humanitaria», al estilo del oxímoron blairiano. Y ahí termina el paralelismo: Slobodan Milosevic era un criminal de guerra que nos presentaron como un autor de crímenes contra la humanidad para justificar el desmembramiento de su país; Bachar el-Assad es un combatiente de la resistencia antiimperialista y antisionista que apoyó al Hezbollah cuando el Líbano fue agredido y que además respalda al Hamas y a la Yihad islámica en su lucha por la liberación de la patria palestina.